La Cabalá y el mapa interno de regreso al Jardín de Edén

La Cabalá explica que la humanidad, es decir todos nosotros, somos parte de una misma conciencia única (llamada Adam Harishon) y que siendo parte de esa conciencia única, colectiva, estamos todos compartiendo un mismo viaje… No un viaje físico, a nivel geográfico, sino un viaje espiritual, el viaje de nuestra evolución interna.

En un relato que la mayoría de nosotros conocemos, la Torah (el antiguo testamento) habla del Jardín de Edén, un lugar en el que se encontraba el ser humano y del que cayó o fue expulsado. Solemos pensar que al mencionar este Jardín, la Torá se refiere meramente a un lugar físico, en algún sitio del mundo… Pero la Cabalá explica que este Jardín se trata en realidad de un estado interno… y que la tan conocida caída, se refiere a una caída sufrida en el nivel de conciencia del ser humano, del nivel en el que nos encontrábamos en aquel entonces, al que nos encontramos ahora.

La Cabalá explica que en este viaje que venimos recorriendo como conciencia común, ha habido no solo una, sino una serie de caídas… Descensos desde niveles espirituales más elevados (en los que nuestros deseos eran plenamente llenados por esa Luz superior que los cabalistas llaman Luz Infinita o Creador) hasta nuestro mundo físico actual, en el que esta Luz, se encuentra presente sólo en una muy mínima medida.  

Sin embargo, los cabalistas nos dicen que no hemos sido exiliados a este plano sin una manera de volver, sino que existe una forma de encontrar el camino de regreso a ese mundo espiritual y que el mapa está inscrito en nuestro interior.

Nos cuentan que cada nivel que hemos atravesado antes de llegar a este mundo ha dejado en nosotros una “huella”, un registro interno de lo que sentimos, una memoria del placer que experimentamos al estar en contacto directo con esa Luz, que es la fuente de toda la vida.

Una memoria de lo que sintieron nuestros deseos en ese nivel donde estaban plenamente satisfechos… Motivo por el cual ese estado fue llamado “Paraíso”.

Esta memoria espiritual es lo que los cabalistas llaman Reshimó. También afirman que cada Reshimó no es solo una imagen del nivel en el que fue impresa, sino que contiene toda la información para llevarnos de vuelta a ese nivel.  

Cada Reshimó es de hecho un paquete de información completa, y una vez que tenemos acceso a ella es como si instaláramos un nuevo software en nuestra conciencia. Un programa que se activa dentro nuestro y realiza en nosotros todas las transformaciones necesarias para experimentar de nuevo el nivel del que proviene.  

Todo se trata de recordar… activar nuevamente estas Reshimot para acceder nuevamente a ese estado.

Pero los cabalistas explican que este recordar no es una cuestión de “hacer fuerza mental”. Sino que para ser capaces nuevamente de activar una Reshimó dormida, debemos acercar nuevamente nuestras cualidades internas a aquellas que existen en ese plano. Esto se debe a la Ley espiritual de Equivalencia de forma, según la cual sólo experimentamos aquello a lo que somos semejantes…  

El sistema es perfecto y opera como una computadora. Está programado para darte exactamente lo que necesitas para tu evolución en cada momento en que te encuentres… Y el segundo en que alcanzas la suficiente afinidad interna con ese próximo nivel, en ese instante ese nivel se vuelve nuevamente visible a tu percepción interna, y entonces puedes volver a habitarlo.

El método de la Cabalá tiene como único fin activar estas memorias dormidas. Generar ese despertar interno para llevarnos de vuelta a esos niveles espirituales de los que venimos, en los que estamos en contacto directo con la Luz infinita.  

Por eso la palabra Cabalá proviene del vocablo en hebreo Lekabel (recibir). Es el método para recordar quién realmente eres, y recibir todo lo que desde el origen de la Creación te quiere ser otorgado.